lunes, junio 16, 2008

Veneno, no te quiero

Una de mis películas favoritas es la comedia romántica "Tienes un e-mail" (You´ve got mail), con Meg Ryan y Tom Hanks. Trata acerca de una pareja de rivales empresariales, que, sin saberlo, tienen una amistad profunda a través de correos electrónicos y programas de mensajería y chat, y al final, terminan enamorándose pese a las circunstancias negativas que en el mundo real habían entrecruzado sus vidas (hago alerta de posibles spoilers en las próximas líneas).
Me identifico especialmente con éste film por dos grandes motivos: Conocí y me enamoré de mi esposo de forma muy similar (aunque sin los problemas y rollos de los personajes de la película), y además, comparto muchos aspectos de la personalidad de la protagonista, Kathleen Kelly (Meg Ryan).
Hay una escena con la que me siento especialmente conectada al personaje, que es cuando, luego del encuentro "fallido" con su amigo virtual y enfrentamiento con su mismísimo némesis, Joe Fox (Tom Hanks), ella, sola y frente a su computador, le escribe preguntándole porqué no había acudido a la cita, y comentándole lo horrible que se sentía al haber dicho a otra persona (Joe), por primera vez en su vida, exactamente lo que pensaba de ésta -en éste caso, lo miserable que Joe le parecía-.
Ahora bien, todo éste preámbulo lo he escrito porque dicha escena ilustra a la perfección ése detalle que bien podrían haber calcado de mi manera de ser. En el plano personal, suelo ser una persona muy reservada, al extremo de que me consideran antipática o hasta engreída. No soy ninguna de éstas dos cosas, lo que soy es muy tímida a la hora de interrelacionarme con desconocidos y tengo la tendencia a observar mucho cómo es/son la(s) otra(s) persona(s) para estar consciente y "segura" de cómo deberé tratarle(s), en especial con gente problemática y/o polémica, de esa a la que le encanta buscarle la quinta pata al gato en cualquier situación. Odio soberanamente buscarme enemigos y cazar peleas, aunque no por ello esté dispuesta a dejarme pisotear por nadie. Por eso, cuando hay alguien que me cae mal, o a quien yo le caigo mal, o que de alguna manera, me produce reacciones negativas, prefiero interponer la mayor distancia comunicacional y sobre todo física, posible.
Suelo pasarla muy mal cuando tengo que enfrentar gente de éste tipo, sobre todo porque cuando ocurre una situación desagradable, me quedo rumiando en enojo durante días, muchas veces enfadada también conmigo misma porque me gustaría tener el aplomo y la chispa de decirle a la otra persona exactamente lo que se merece en el momento mismo en que ocurre el incidente. Pero al igual que Kathleen Kelly, rara vez he conseguido hacerlo, y, las veces que lo he hecho, luego me he sentido peor por dos razones:
1.- Haber permitido que por culpa de la estupidez de alguien que no merece la pena, me haya dejado llevar y ejecute acciones que no me gustan y no son mías.
2.- Haber caído exactamente en el mismo nivel de bajeza que tanto detesto de la otra persona.
Anoche recordé especialmente la susodicha escena de la película debido a una situación algo tensa que he estado viviendo desde hace ya varios meses, y que ayer tuvo un pequeño primer detonante de algo peor que no deseo que ocurra. Desde que estamos aquí en España me ha tocado lidiar, y en gran medida, convivir, con una de esas personas altamente tóxicas, generadoras de incertidumbre y tensión; y, aunque ésta posee muchas cualidades positivas, su aspecto negativo es tan avasallante y lo muestra con TANTO empeño, que literalmente eclipsa por completo las cosas buenas que tiene. Detesto tener que admitir que, aunque su lado bueno me encanta (y lo digo con auténtica franqueza), su lado malo me ha llevado a detestarla profundamente, al punto que desearía no tener que volver a verla ni oírla en lo que me resta de vida, porque, su sola presencia hace que mi ánimo y mi forma de ser se intoxiquen y me convierta en una nube negra, cargada de odio y comentarios venenosos para con otros que no se los merecen (muchas veces incluído el propio Alberto).
Ayer, luego del incidente que mencionara líneas arriba, estuve durante horas rumiando la rabia, con unas ganas espantosas de haber tenido en la boca todas las palabras exactas para mandarla al infierno, pero, como siempre, no las tuve, y ahora, ya en frío, pienso que es mejor que haya sucedido así (y de todas formas no me arrepiento de la respuesta que le dí), porque, al igual que como dijera Kathleen Kelly, yo no soy así, y no hay excusa para dejarme llevar por sentimientos bajos que eclipsan mis principios como persona, que me hagan comportarme como un animal de monte, igual a la persona que me agrede.
Tengo que decir que siento un poco de lástima hacia ésa persona, porque con su odio, su sed de cizaña y su veneno, lo único que gana es exactamente alienar a la gente que le rodea, quedándose sola. La vida me ha hecho ver que muchas veces las experiencias negativas, malas, o dolorosas son las que verdaderamente nos enseñan a ser buenas personas y no cometer los errores de otros. Así que, con respecto a ésa persona, pese a que deseo fervientemente que esté lo más lejos posible de mí, a la vez le estoy agradecida, porque me ha mostrado un ejemplo para ver cómo NO deseo ser.
Por cierto, éstos últimos días he estado sumamente ocupada terminando las imágenes para el deadline de Junio de Ryvah de ayer domingo, así que por eso no he contestado e-mails ni mensajes que tengo pendientes por allí. También quiero comentar que la mudanza debimos aplazarla durante dos semanas debido a la búsqueda de piso -cosa que afortunadamente ya está resuelta-, y si todo sale bien, éste fin de semana Anna y yo nos mudaremos con Alberto a nuestra nueva casa en Las Palmas. ¡Estoy que brinco de felicidad!

2 comentarios:

quinqui dijo...

Qué bueno que ya les estén saliendo las cosas de la mudanza ^_^ Suerte y ánimos para los 3, jejeje ^^.

Uhm, hablando sobre el tema del día, el venenito... te refieres al que te inyectan o a aquel con el que tú misma te envenenas? Sabes, el otro día hablaba con un compañero de trabajo (y con mi novio) sobre la rabia, y sobre algo que "descubrí" en ese momento (léase las comillas como que suelo hacer "descubrimientos" de cosas que todo el mundo sabía de antes xD). El "descubrimiento" que les comentaba a ambos era que nadie en la vida, ni los padres, menos los profesores, ni siquiera la vida, te enseña a cómo manejar la ira. Nadie. Uhm... sabes, esto lo escribiré mejor en mi sitio, que es para largo, y allá lo lees luego, ok? ^_~U jejeje

Saludos y abrazos amiga!!

Len dijo...

Gracias amiga, ya dentro de unas dos semanas, si todo sale bien, calculo que estaremos ya instalados con conexión a la red desde nuestra casita. ^_^

Sobre lo del venenito, pues te diré que es por ambas versiones: Me inyectan veneno y me hacen pensar cosas que no son ciertas; y yo misma me enveneno porque ando enrabiotada todo el bendito día, tooodos los días. Créeme que estoy agotada, necesito de verdad alejarme de una vez de la persona que mencioné, gracias a Dios éste fin de semana me largo definitivamente. >_<
Y tienes razón en lo que dices respecto a la ira. En mi caso, es mi mayor defecto, y mis papás lo que único que me decían era: "Tienes que controlar ese carácter", pero hasta ahí... -.-U

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